Y estaré allí donde ya nada vale nada
hasta que algún día una dulce gitanilla,
con mocos y pecas en la cara,
limpie con su manga grasienta
la suciedad que la sociedad pegó a mi alma;
y volveré a ser un juguete reluciente de amor y de alegría.
Las estrellas nunca brillan eternamente, asúmelo madalenas.
TIRO UNA PIEDRA AL AIRE...
Hace 4 años
0 comentarios:
Publicar un comentario