Abro la página, meto la contraseña, me pongo a escribir y cuando llevo dos líneas, borro todo.
No sé si es que no me viene la inspiración o es que tengo la mente en otro lugar...
Se me va la cabeza a los recuerdos, a las palabras bonitas, a las caricias, a las películas de miedo de sofá, manta y almohada humana. Son cositas que las metes en una coctelera y no te queda otra que poner al cóctel nombre de persona.
Con cuidadito para no empacharse y con cuidadito para que no se suba mucho a la cabeza pero saboreando cada sorbo, disfrutando de cada vaso y sobre todo intentando que no falle ningún ingrediente.
Un coctel perfecto con todos los ingredientes que el coctel perfecto debe llevar.
Un coctel con ojos de color de la coca-cola.
Un coctel muy aconsejable para cualquier persona con ganas de pasar buenos ratos en buena compañía, pero eso sí, con cabeza que ya se sabe luego lo que pasa, que por muy perfecto que sea, puede que no sea bueno para la salud, con prudencia pero saboreando.
Y entre tanto coctel, una abre la página, mete la contraseña, se pone a escribir y para cuando se da cuenta ya ha pasado de las dos líneas...
TIRO UNA PIEDRA AL AIRE...
Hace 4 años
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