PAVOS Y PAVAS.

Siempre he dicho que a pesar de los años que tengo, que aunque así dicho suena a muchos, pero os aseguro de que son menos de 1000, no volvería a esas edades de 15, 16 incluso 18 años. Sólo recordarlo me da pereza, mucha pereza.
Tal vez porque no fueron los mejores años de mi vida, o tal vez porque ahora que en mi entorno currela me muevo por ese ambiente les veo y sinceramente me da un poco para atrás.
Veo que las cosas no han cambiado mucho, si no muchísimo. Veo que no tiene nada que ver con la "edad del pavo" que pasé yo y los mios, ni en la forma de vestir, ni en la forma de pensar ni siquiera a la hora de respetar, eso contando con que algunos sepan lo que significa esa palabra.
Por mucho que luego algunos lleguen a ser grandes ingenieros, grandes arquitectos o grandes médicos, nadie se libra de ser un poco "pedante" a esta edad y es que las cosas que veo y las cosas que oigo muchas veces no me parecen muy normales, muy normales para gente de esa edad e incluso a veces no muy normales para gente.
Yo no me acuerdo como fui y aunque supongo que también era una pedante creo recordar que no lo fui tanto y es que a veces pienso que estos niños, bien en la ikastola, bien en el colegio o bien donde estudien lo único que aprenden es a comer en 10 minutos, primer plato, segundo plato y postre.